domingo, 27 de septiembre de 2009

Celíacos

Como le ocurre a uno de los autores de los blogs que sigo, Dura lex, tengo una hija celíaca. Como sus síntomas fueron leves, prácticamente lo descubrimos por casualidad, gracias a la profesionalidad, diría incluso perspicacia y perseverencia, de su pediatra.

La familia tiene que acostumbrarse a las limitaciones en la dieta que, en casa, no son demasiado graves. No hay que hacer comidas especiales, basta excluir el pan de trigo y utilizar pasta sin gluten que se puede cocinar por separado para el celíaco, ya que hay bastantes productos a la venta debidamente etiquetados (sin gluten).

Podrían ser muchísimos productos más si los procesos de elaboración fueran más cuidadosos (hay riesgo de contaminación por contacto con otros productos que contienen gluten) o se sustituyeran algunos elementos complementarios (almidones y otros espesantes, colorantes, etc.) por otros sin gluten.

Las dificultades son mayores para comer en restaurantes y bares, donde la utilización de las freidoras o el empleo de productos elaborados que no tienen la garantía "sin gluten", disminuyen el número de platos disponibles para los celíacos.

No sé si el todavía reducido número de celíacos hace rentable introducir en los procesos de elaboración de alimentos las exigencias de la dieta para celíacos, pero estoy seguro que, si no es obligatorio algún día (parece que el etiquetado lo va a ser pronto), el agradecimiento de las familias que nos encontramos en esta situación merece la pena.

Y el número de celíacos va aumentando considerablemente...

Imprescindible la Lista oficial de alimentos aptos para celíacos y sus actualizaciones que edita la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, ya que muchos productos son aptos y no se indica en su etiqueta.

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