Este es un país en el que siempre han coexistido grandes héroes y grandes villanos; pícaros y santos; quijotes y sanchos.
En todas las facetas de la vida, en la literatura, en el deporte, en la medicina, en la ciencia, en la pintura. Fácil es citar grandes hombres y mujeres en todos estos campos, con una altura a nivel mundial. Tampoco es difícil citar personajes deleznables en casi todos ellos, aunque puedan haber algunos/as que puedan considerarse una cosa u otra, según quien opine.
Lo que sí suele coincidir es que la grandeza no se suele apreciar en el momento, es la historia la que pone a cada uno en su sitio. Y en estos momentos difíciles, con una crisis económica y también una crisis aun mayor de valores, hacen falta más que nunca, pero no para que se les reconozca ahora o en los próximos cuatro años, sino para que perdure su nombre y figure en la lista de los indiscutibles de la política o de los gobernantes, que sus decisiones sean discutidas y poco brillantes en el momento, pero acertadas para encaminar el futuro en la línea correcta.
Y no todo se trata sólo de medidas económicas, de austeridad en el gasto. También la transparencia, la participación ciudadana, la cohesión social, el desarrollo sostenible o el respeto al medio ambiente.
Especialmente en los ayuntamientos...
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